Breve historia del puerto de Alicante

El puerto de Alicante es un pilar básico de la economía y de la historia de la ciudad. Lo cierto es que es un puerto magnífico y una joya para el turismo en Alicante. Amplio, con muy buenas instalaciones, con capacidad para albergar mercantes y cruceros, y situado en un lugar estratégico para el comercio, se ha convertido en una pieza clave del levante español. ¿Pero cuál es su origen y su historia?

Lo más atrás que nos permite remontarnos la Historia (la prehistoria no nos queda otra que imaginárnosla) es en torno al s. III a.C. con la presencia de poblados íberos en la zona, que estaban relacionados con otros pueblos del mediterráneo (principalmente con factorías griegas y con colonos de polis griegas en Asia Menor). Esta influencia se puede apreciar en los Baños de la Reina de El Campello. Las primeras edificaciones reconocibles son de la época de Amílcar Barca y de la toma de la ciudad íbera por parte de los romanos (hacia el 200 a. C.). Akra Leuké pasó a llamarse Leukante o Lucentum, cuyo puerto marítimo-fluvial se situó en la desembocadura del barranco de la Albufereta. Cuando decayó el dominio romano, el encenagamiento de la zona obligó a cambiar el puerto y el casco urbano a las faldas del Benacantil, lejos de las marismas y los pantanos insalubres.

Durante la época de Al-Andalus la ciudad se llamaba Al-Laqant, y Alicante tras la invasión castellana. La declaración de Alicante como Puerto Público del Mediterráneo por Alfonso X se remonta a 1.271. Alfonso X tomó muchas medidas favorables para la ciudad y especialmente para el puerto de Alicante, fomentando el floreciente comercio y asegurando el valor estratégico de la urbe. El puerto como obra de ingeniería (espigón de piedra) se registra a finales del s. XV. En el s. XVI el puerto se convierte en vía de salida de los productos de la Mancha. En el s. XVII Alicante llega a ser, frente a otras localidades, la capital de provincia que sigue siendo hoy día. Y en el s. XVIII, marcado por el comercio con América, la boyante economía deriva en la creación de un Consulado del Mar independiente de Valencia.

La historia contemporánea de la ciudad comienza con una grave crisis económica en la ciudad y un violento ambiente político, que obligó a reinventar la actividad marítima. El puerto de Alicante se amplía en 1.847. En 1.858 se termina la conexión del ferrocarril con Madrid. En este siglo, por ejemplo, el submarino Ictíneo hizo aquí sus pruebas de flotabilidad, donde ya se había hecho un año antes la primera inmersión submarina española.

En la guerra civil, Alicante fue el último refugio de la República. En 1.938 se había producido el horrible bombardeo del mercado de la ciudad, comparable en atrocidad al de Guernica. Alicante contaba con refugios antiaéreos y puntos de escucha orientados al mar en el puerto y en la playa del Postiguet. Los más de 70 bombardeos vinieron, sin embargo, por tierra, y elaborados estratégicamente para que no fuera posible alcanzar los refugios. En 1.939 el puerto se convirtió en vía de escape principal del país. Los buques de la República fueron interceptados por el ejército fascista y los refugiados dejados a merced de las tropas invasoras italianas aliadas del bando nacional. Muchos fueron asesinados en terribles escenas y otros muchos entregados a las tropas franquistas para su traslado a campos de trabajo. Se llamaba a los perdedores de la larga contienda a acudir al puerto y marcharse si no estaban de acuerdo con el régimen, pero la orden era la de ejecutar a todo el que intentara huir. Ningún barco se atrevió a enfrentarse a los mandatos franquistas salvo los argelinos. Muchos alicantinos lograron huir de esta manera a Orán. Esta lucha todavía persiste en algún lugar del puerto, donde se ha intentado homenajear a las víctimas pero ha sido impedido por las autoridades portuarias, las cuales luchan por lo contrario, por rendir tributo a la victoria del bando nacional.

En la década de los sesenta comenzó a desarrollarse el turismo moderno de la ciudad y a lo largo de los años setenta Alicante tuvo un gran crecimiento demográfico y se convirtió en la capital del turismo de la Costa Blanca, con puntos muy famosos como Benidorm o Torrevieja. La conurbación de Alicante (San Juan, El Campello…) hizo del área una gran ciudad con vistas al mar. A lo largo de los 80´ y 90´ el puerto se convirtió en el que es hoy. El Plan Especial del Puerto de 1.992 permitió su ampliación al Sur y la creación de zonas urbanísticas colindantes. Se estableció una fuerte legislación para conservar el paisaje marítimo. Y se colmó de lugares de ocio: hoteles, restaurantes, paseos, tiendas y bares de copas.

He querido hacer este pequeño recorrido por la historia del puerto de Alicante porque, aunque esta ciudad tenga un vínculo tan fuerte con la historia antigua del mediterráneo, y aunque vivimos sus habitantes mirando al mar (y mirándola desde el mar), da lástima ver que tenemos tan poquita cultura de la navegación y del mar en general. Pasa en toda España, pero que pase en Alicante tiene delito. Hay un rasgo muy característico que diferencia a los pueblos de interior y a los costeros, que es que en los primeros las identidades están muy bien definidas por la geografía y las fronteras. En los pueblos portuarios, al contrario, el pueblo de al lado puede estar en el otro extremo del océano, y nunca sabes qué nuevas gentes aparecerán en el horizonte. Esto nos hace a veces cautelosos, pero también sabios y humildes. Y yo tengo la impresión de que mirando al mar, y mirando hacia nuestras costas desde el mar, es como una encuentra la tradición escondida de esta ciudad y la fuerza y vitalidad sumergida en sus aguas. Os animo, pues, a redescubrirla desde el mar.

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